

¿Quieres usar nuestra app APPangea en el aula? En el modo Descubre de provincias de España en APPangea tienes a tu disposición valores demográficos actualizados por provincias. Más mapas en Mapas APPangea.
Describir el fenómeno que se cartografía y su distribución en el territorio
El mapa representa la distribución de la población española a escala provincial a partir de densidades demográficas medidas en habitantes/Km2, con datos procedentes del INE (Instituto Nacional de Estadística) del año 2019.
En la leyenda aparecen seis cartelas que se pueden organizar en dos grupos de tres.
En el primer grupo destacan las provincias litorales, tanto del litoral mediterráneo, como Valencia, Alicante o Málaga, como del litoral cantábrico y atlántico, como Guipúzcoa y Pontevedra, además de las tres provincias insulares, las dos canarias y las Islas Baleares.
Por encima de estas provincias destacan tres como las de mayores densidades de población, superando los 500 hab/km2: Barcelona y Vizcaya, también litorales, y Madrid. A ellas hay que sumar las dos ciudades autónomas, Ceuta y Melilla, donde la población, aunque no excesivamente numerosa, se concentra en muy poco espacio, de ahí las elevadas densidades.
Por el contrario, todas las provincias del interior (a excepción de Madrid y Sevilla) tienen densidades por debajo de 100 hab/km2. De ellas, las que más se aproximan 100 (cercano a la media) son Córdoba y Valladolid, junto a las provincias del eje o corredor del Ebro, como Zaragoza, La Rioja, Álava y Navarra.
Las dos provincias de menor densidad de población de España son Teruel y Soria, con menos de 10 hab/km2.
Explicar las causas de esa distribución
La población se encuentra repartida de forma desigual por el territorio nacional encontrando grandes vacíos y grandes concentraciones humanas. La densidad ha ido aumentando a lo largo del tiempo hasta situarse por encima de 90 hab/km2, aunque está por debajo de la media de la UE (120 hab/km2). Además existen fuertes desequilibrios espaciales entre áreas de concentración (Madrid, Baleares, Canarias, Ceuta, Melilla y la periferia peninsular) y áreas de despoblamiento, que no superan los 25 hab/km2 (interior peninsular excepto Madrid).
Los factores que explican esa distribución de la población pueden ser físicos o humanos.
Los factores físicos más influyentes son el relieve y el clima.
Las provincias con baja densidad de población se corresponden con áreas correspondientes a climas fríos, duros y secos, propios de la Meseta, parte del Valle del Ebro y zonas de montaña como el Sistema Ibérico y los Pirineos.
Las provincias con mayor densidad de población (concentraciones) se localizan en el litoral, siendo las provincias con proximidad al mar las más habitadas tanto en el norte como en el sur de España. La excepción es Madrid, Valladolid y Zaragoza, grandes ciudades situadas en el interior que han crecido por factores humanos.
El litoral español y las provincias insulares atraen a la población por su benevolencia climática y otras condiciones físicas favorables que influyen en la mejora de su economía gracias al desarrollo de un turismo heliotrópico (sol y playa).
Los factores humanos que influyen en la distribución de población son muy variados, aunque destacan sobre los demás los económicos.
En el caso de las provincias con baja densidad, además de los factores físicos mencionados, también coincide con que esas zonas tienen escasas posibilidades económicas. Destaca entre otros factores humanos: (i) la escasa actividad industrial, (ii) una agricultura muy mecanizada que precisa poca mano de obra en algunos tipos de cultivos, (iii) el éxodo rural, (iv) la gran extensión superficial de algunas de estas provincias con la población muy localizada en pocos núcleos, (v) bajas tasas de natalidad y de fecundidad, (vi) población muy envejecida y (vii) escasez de servicios en muchas zonas rurales. Todo ello ha provocado la despoblación secular que se refleja en densidades muy bajas de población, que en algunas zonas llegan a ser las más bajas de la Unión Europea.
Por el contrario, las provincias con mayor densidad de población destacan también por sus grandes actividades económicas tanto industriales, como agrícolas con regadíos, pesca y turismo. Existe una clara correlación entre las provincias más densamente pobladas y el dinamismo económico, centrado actividades propias de los sectores secundario (industria, construcción, etc.) y, especialmente, terciario, donde destaca, entre otros, el turismo.
En el caso de la tríada de mayor densidad dentro de la Península (Vizcaya, Madrid y Barcelona) esta se explica por factores políticos, históricos y económicos:
Vizcaya (factor histórico): Junto a otras zonas del País Vasco, tienen una tradición industrial y allí se localiza inicialmente la “revolución industrial” en España.
Madrid (factor político): Por ser la capital estatal, lo que la convierte en un gran centro administrativo, al mismo tiempo que comercial y financiero.
Barcelona (factor económico): Por su actividad comercial e incluso turística.
Las densidades demográficas de las provincias litorales es mayor por la influencia de factores económicos. El desarrollo económico asociado al sector servicios, en general, y al turismo, en particular, explica estas densidades. Además, eso conlleva un incremento de la inmigración, tanto nacional como extranjera y, por tanto, el mantenimiento y crecimiento de la población y de la densidad demográfica.
En el caso de las provincias mediterráneas y de las insulares, como se ha comentado antes, el factor físico (temperaturas suaves, pocos días de precipitación al año, etc.) influye en el desarrollo de un turismo heliotrópico (sol y playa) que crea empleo, expectativas, etc., para la población.
Respecto a las densidades medias, como Valladolid, Córdoba y Sevilla, estas se explican por el importante desarrollo de la administración junto con otras funciones terciaras urbanas.
También con densidades medias estás el eje del Ebro, corredor llano que conecta el cantábrico oriental con el levante y Cataluña, al ser una importante vía de comunicación entre ambos lados.
Explicar las consecuencias que tiene sobre el territorio las medidas que pueden tomarse para paliar el desequilibrio.
Aunque la población española ha aumentado un 15,4% desde el año 2000, este crecimiento enmascara una dispar evolución demográfica a nivel municipal ya que el 63,1% de los municipios y 13 provincias han perdido habitantes desde entonces.
Este gran desequilibrio existente en el reparto de la población se traduce en que mientras que la periferia (las zonas costeras y las islas) está muy poblada, el interior se vacía, con el agravante de la polarización de gran parte de la población hacia los entornos urbanos.
El desequilibrio no es solo demográfico, sino también espacial, territorial, económico, social, etc. La despoblación pone en riesgo tanto el equilibrio demográfico como actividades primarias y agroalimentarias, que son necesarias para el funcionamiento de las ciudades.
Hacer económica y socialmente atractivas estas zonas es una solución. Dotarlas de servicios es determinante. Las medidas que se están intentando llevar a cabo desde diferentes administraciones (local, provincial, autonómica y estatal) para evitar lo que algunos autores denominan como “España vacía o vaciada”, es decir, la acusada despoblación del mundo rural, podría tener como consecuencia una cierta redistribución poblacional a medio y largo plazo que apenas modificaría el actual mapa.
El crecimiento de algunas áreas metropolitanas, como las de Barcelona y, especialmente, la de Madrid, ya se está materializando en un crecimiento poblacional que trasciende los límites provinciales, especialmente hacia el sur y el este, a través de los valles del Tajo y del Henares, hacia el norte de la provincia de Toledo y el oeste de la de Guadalajara.
El gran peso de las actividades económicas hegemónicas localizadas en las provincias de mayores densidades demográficas es un lastre que impedirá, a corto y medio plazo, redistribuir la población de manera más equitativa entre las provincias españolas.
Un comentario en “Densidad de Población -Comentario”