En esta entrada proponemos una actividad para 2ºBachillerato sobre la variedad litológica de España y su relación con la agricultura y los tipos de bosque. Esta actividad pretende servir de transición entre los contenidos de sectores económicos y los de geografía física en la asignatura de Geografía de España de 2º de Bachillerato.
Lee el texto que hay debajo y contesta a las siguientes cuestiones.
¿Cuál es la idea principal del texto? ¿Qué título le pondrías?
¿Qué es el suelo? Define.
Compara los suelos silíceos con los suelos arcillosos.
¿Explica la relación que hay entre el suelo y la vegetación?
Crea una tabla. En las filas, los tipos de suelo. Y en las columnas:
- A. Descripción de las zonas de España en las que domina cada tipo de suelo. Completa la respuesta con el mapa que hay arriba [Ábrelo en otra pestaña clicando aquí].
- B. Características destacadas de cada suelo.
- C. Tipos de cultivo más común en cada tipo de suelo.
- D. Tipos de árboles más comunes en cada suelo.
¿A qué conclusiones llegas tras leer el texto?
¿Cómo son los suelos de tu localidad? ¿Qué tipo de cultivos se podrán encontrar?
¿Cómo impactan las características del suelo en las actividades agrícolas y forestales?
¿Cómo valorarías la influencia del suelo en el progreso económico de un lugar?
[Crea] Graba un podcast de no más de 2 minutos en los que resumes el texto y las conclusiones que has obtenido al leerlo. [Pista: Las preguntas anteriores te servirán de guion para estructurar el discurso, pero no debes hacer la grabación respondiendo explícitamente a cada una de ellas.]
Texto «La riqueza del suelo«
El suelo se forma por la acción combinada de la vida y el clima sobre la roca. Los diferentes tipos de cubierta terrestre son, por tanto, un resultado de lo que hay debajo, de la geología, de las rocas, pero también de las condiciones ambientales que se han dado en un lugar a lo largo del tiempo. Pueden tardar mucho en formarse, del orden de siglos, y, por el contrario, a menudo se destruyen con cierta facilidad, especialmente aquellos de mayor interés para los humanos, los suelos fértiles, los que tienen mucha materia orgánica y sirven para cultivar, para sostener la ganadería y para que crezcan los mejores y más frondosos bosques.
Fue Hernández-Pacheco quien acuñó la expresión «las tres Españas» para referirse a la silícea, la calcárea y la arcillosa, como reflejo de la diversidad geológica y paisajística a la que dan lugar las rocas que lo forman.
España silícea
En la zona occidental, dominan la sílice y el cuarzo. La roca más conocida que los contiene es el granito, pero también hay pizarras y cuarcitas, así como gneis. La sílice vuelve a aflorar en otros lugares, como en el sistema Central o los Pirineos, pero su ámbito dominante es Galicia y amplias franjas de Sierra Morena. La mayoría de las canteras de granito se concentran en el noroeste y el oeste; de hecho, a Galicia corresponde el 80 % de su producción en España.
Esta roca, históricamente importante para la arquitectura, ha originado un sistema característico de construcción cuyo mejor ejemplo monumental es el monasterio de El Escorial y, por lo que respecta a conjuntos urbanos, Santiago de Compostela.
España calcárea
Corresponde a las zonas en las que la roca base es caliza. Los suelos se forman a partir de rocas sedimentarias que contienen calcio, como la dolomía, y aparecen en diversas regiones de España, desde la costa mediterránea hasta las montañas del interior.
La caliza origina suelos blancos, desmenuzados, de roca porosa. Se formaron a partir de la acumulación de sedimentos marinos en el pasado geológico, cuando los mares cubrían nuestro país. Presentan una gran variedad de texturas y estructuras. Resultan adecuados para la agricultura y la ganadería porque, al ser permeables, permiten una buena retención de nutrientes y de agua. […]
Los suelos calcáreos tienen propiedades que los hacen muy adecuados para la agricultura, pero también presentan algunos problemas. Por un lado, su alto contenido en calcio proporciona nutrientes importantes para las plantas —el propio calcio y el magnesio—, lo que los convierte en terrenos muy fértiles. Además, su capacidad para retener agua y nutrientes favorece su productividad. Sin embargo, tienden a ser alcalinos, lo que puede limitar la disponibilidad de ciertos nutrientes para las plantas, y su falta de materia orgánica a menudo dificulta el crecimiento.
España arcillosa
Los suelos arcillosos tienen una gran capacidad de retención de agua y nutrientes, lo que los hace adecuados para otro tipo de cultivos. Además, su textura fina les confiere una buena resistencia a la erosión y porosidad, algo que favorece la circulación del aire y la penetración de las raíces de las plantas. Sin embargo, su elevada plasticidad y susceptibilidad a la compactación dificulta la labor de los agricultores y puede afectar al desarrollo de las plantas.
Entre las regiones de España con suelos arcillosos se cuentan la zona mediterránea, especialmente la Comunidad Valenciana y Cataluña, así como Extremadura, Andalucía y Castilla-La Mancha. En estas áreas, los suelos arcillosos han sido históricamente muy relevantes para la agricultura, la ganadería y la industria. Tienen una gran importancia también en la fabricación de cerámica, ladrillos y otros materiales de construcción, debido a su alto contenido de arcilla y su capacidad de ser modelados.
Suelos y cultivos
[…] Como hemos visto, el suelo es algo diferente de la roca que hay debajo. Depende en gran medida de aquella, pero no es extraño encontrar suelos de distintas clases que, además, aun teniendo composiciones parecidas, pueden presentar variadas texturas que determinan un comportamiento muy diferente, lo cual afectará al tipo de cultivo.
Así, los suelos arcillosos son ricos en nutrientes y retienen bien el agua, lo que los hace ideales para el trigo, la cebada, la remolacha, la colza y las leguminosas. Los suelos arenosos presentan una menor retención de agua y nutrientes, pero por eso mismo resultan los mejores para cultivos que requieren un buen drenaje, como la vid, el olivo, la zanahoria, la patata y algunas hortalizas. Los de grano más grueso, los pedregosos, son pobres en nutrientes y retienen mal la humedad, pero son apropiados para todo lo que requiera poca agua y nutrientes, como la vid y el olivo, que también los toleran, el almendro y algunos frutales. Por su parte, los suelos calcáreos, abundantes en calcio y magnesio, ofrecen una baja capacidad para retener la humedad —el agua se filtra—. Son, en consecuencia, adecuados para cultivar almendros o alcachofas. Incluso los suelos salinos, en general poco aptos para la agricultura, permiten algunos cultivos resistentes a la salinidad, como el arroz, la alfalfa y determinadas hortalizas.
Es importante destacar que la presencia de un cultivo u otro también dependerá del clima y de las condiciones particulares de cada región, así como de la demanda del mercado y la política agrícola del país. […]
Algunos de los suelos más ricos de España se encuentran en las zonas de huerta y regadío, especialmente en la costa mediterránea y en áreas del interior. Aunque abundantes en materia orgánica y nutrientes debido a la intensa actividad agrícola y a los aportes de agua y abonos, también existen zonas donde el suelo es más pobre como resultado de la escasez de agua. En estos casos, su productividad se ve limitada y es necesario recurrir a técnicas de riego y fertilización para mejorar la calidad del suelo.
Debido a las pendientes, las montañas, las zonas serranas, suelen carecer de suelos apropiados desde el punto de vista agrícola. Estos se concentran en valles y bancales, de difícil acceso y mecanización, y, por lo tanto, ligados a una economía de intercambio limitado, que no produce grandes beneficios. Si a eso unimos el frío característico de estos territorios, el resultado es una forma de vida muy diferente de la que transcurre en las llanuras, que son planas, bajas y accesibles, y están bien conectadas.
Suelos y árboles
Por último, ¿cómo afecta el tipo de suelo a los árboles, que son la base de buena parte de la España natural? En los suelos silíceos, formados a partir de rocas como la pizarra, el granito y el cuarzo, solemos encontrar bosques de coníferas como el pino, el abeto y el cedro, pero también especies caducifolias como el roble, el castaño y el haya. En los calizos, los que proceden de rocas como el mármol y la caliza, veremos bosques mediterráneos de encinas, alcornoques y quejigos, así como de especies arbóreas como el pino carrasco y el pino piñonero. En los suelos arcillosos, si el clima acompaña, se pueden hallar bosques de especies caducifolias como el roble y el fresno, así como de especies como el chopo y el álamo, generalmente cerca de los cursos de agua, los cuales, si discurren por un determinado lugar, es precisamente porque no se filtran y se pierden en el subsuelo. Para finalizar, en los suelos pedregosos, generalmente formados por rocas como el granito y la pizarra, dominan bosques de pinos silvestres, enebros y tejos.
Es importante avanzar que, aunque existen ciertas especies de árboles que son más propias de cada tipo de suelo, la distribución de los bosques en España está condicionada por otros factores como la altitud, el clima y, en muchas ocasiones, la actividad humana. Para entender por qué se dan unas especies y no otras en determinado lugar es necesario conocer cuál ha sido la forma de explotación, los métodos de conservación y la política de gestión del bosque en ese espacio.[…]
[Extracto del libro: España. Anatomía de un país extraordinario. Francisco J. Tapiador. 2023. Ed. Arzalia]
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